Cronicicleta. 12
...Las piernas me arden. En mi muslos –ahora gigantes– corre ácido de batería*. La espina dorsal a punto de partirseme en dos, me implora piedad. Sudo sangre y lloro; porque mis ojos no sirven como deben, pero al mismo tiempo de felicidad, porque llegue al tope de la colina, otra vez.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home