True blog waits.

Malpagado, malhablado y malquerido.

martes, abril 17, 2007

N

Punto, guión; siguiente, después del símbolo correspondiente que representa la continuidad del conteo, en forma de lista, enumerando una cantidad que no conozco, ¿Quién lleva la cuenta? Yo no.
Específicamente en cantidad, y aun faltan los motivos, las justificaciones, o razones, o ni eso; y si no conozco el numero, mucho menos recuerdo motivaciones, si es que en su momento las supe siquiera.

Unas se repiten, otras se asemejan, tal vez un par, o tres veces, la tercera es la vencida dicen, ¿Quiénes? Ellos, dicen. Ja. Se asemejan, pero no son la misma; difícil es no caer en el error más de una vez, se termina aprendiendo la lección, digo: si una rata, por ejemplo o animal cualquiera, puede hacerlo, seria una vergüenza que una persona/animal no pudiera. ¿Y quien cuenta los intentos? Yo no.

Yo no entiendo mucho de promesas, ni de juramentos; me cuesta creer que si constantemente el giro de la rueda nos pone en circunstancias impensables incluso segundos antes de ocurrir eso que asegurábamos imposible, fuera de nuestro control, aun podamos asegurar con tanta vehemencia el control sobre hechos futuros (prometer acerca de situaciones que no podemos controlar), creo en intentarlo, creo en la convicción puesta por propio pie mío y esfuerzo individual en lograr el cometido, eso si lo creo, eso puedo hacerlo. Se me ha tachado de estar a la deriva por lo mismo, y con razón creo, tal vez mi convicción no me da para tanto, no tengo tanta seguridad en mi o mis capacidades como para atreverme a “prometer”, y en defensa mía, recurrir a la incontrolable e indescifrable fuerza de la naturaleza, o del destino o de dios me representa una fácil justificación, un pretexto, así nada mas.

No entiendo de absolutos, como puede alguien creer en totales, si en si mismo no pasa de ser fragmentos apenas unidos por delgadas y frágiles membranas que difícilmente lo mantiene unido. Cada segundo estamos a punto de desbaratarnos… y aquí mismo quejándome del error caigo en el mismo, asegurando y generalizando que “TODOS” nos desbaratamos. La cosa es, que tal ves hayan quienes no, tal vez existan esos seres perfectamente unidos controlados, capaces de prometer y cumplir sin espacio de duda, hombres (y mujeres) totales, personas absolutas, el problema es, y aun me cuesta creer su existencia, que yo no las conozco, ni a una sola.

Ese es el problema, la incredulidad, esa incapacidad de creer, de confiar, en los demás, en si mismo; hoy día que cara se vende la confianza, creer no es tan fácil como en antaño, nosotros mismos convertimos la confianza en especie en peligro de extinción. Difícil es creer en algo que no se ha visto jamás, y si es que existe, encontrarlo debe significar algo, algo grande, pero no lo se, porque nunca lo he encontrado.