Había un banda tocando en mi cabeza.
Con todas ellas ha llegado un punto en que me vuelvo inflexible. Ya por el final de las relaciones (muy al final... incluso después) en algún momento termino siendo indiferente ante el dolor que mis actitudes pueden llegar a causar. En todas ellas, al final una conversación termina en una especie gemido de su parte, como un pujido; entre que algo molesta pero al mismo tiempo entristece.
Después de ser yo el que recibe la mayor parte de los putazos el ultimo golpe asestado me ha correspondido por derecho. Menos con Vania.
Me puse a pensar y puede que sea por que en ella nunca he sentido alguna intención legitima (consciente o inconsciente, no importa) de lastimarme. Eso, o que todavía no acaba el round.
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