La persecución de la vida. Segunda parte.
La vida no tiene miramientos ni misericordia, no mide la intensidad del golpe, no pega jugando, tal vez no tira a matar, pero el daño puede ser irreparable. Es duro cuando llega, es mas duro por lo repentino, no avisa, es inesperado, ese momento cuando caes en cuenta, pega fuerte y donde duele. No queda mas resistir el dolor, levantarse, intentarlo por lo menos. Te sacudes el polvo, limpias la sangre si es que hay, y replanteas que harás con tu vida, porque en adelante no será como la conocías.
Cuando llega el momento de darte cuenta de duras realidades es momento de rehacerte y meditar, replegar e intentar, o retirarte si es necesario, a veces también hay que saber cuando dejar las cosas. Momentos de decisión que apelan a todo análisis, paciencia, inteligencia, objetividad y sabiduría que se puedan poseer.
A veces el rumbo entero de una existencia puede depender de una decisión, de la importante decisión de continuar o abandonar el camino que uno creía el correcto. No porque no lo sea, en ocasiones uno no es apto para seguirlo, no tiene las agallas, no posee el talento, las ganas, la pasión, tal vez solo no pertenece, pero se anhela, se desea continuar con el, en el. ¿Cómo saber cuando uno esta cayendo en la necedad? Como saber si no es solo un momento de duda y hay que ponerle empeño, resistir. Puede ser un trastabilleo solamente, o una señal de que no es por ahí. ¿Cómo saberlo?
Hay quienes necean por un camino que no es el de ellos o ellas, que hacen lo que creen correcto y no lo es, y simplemente no sale como debiera. También están los o las que por temor abandonaron su sendero, y se perdieron para siempre la oportunidad de ser algo grande, tan grande como ser quienes pudieron ser, hacer lo que debieron hacer.
La duda esta planteada, es momento de decidir, y mientras uno se esta parando de nuevo es inevitable el pensar, que cuando se este en pie, se debe escoger, es momento de decidir una vez más:
¿Habrá que continuar? El camino es difícil y se comienza a empinar, habrá que esforzarse mas, pero al final la recompensa será mayor, o…
¿Habrá que regresar? Sobre las propias pisadas y buscar un sendero diferente, uno que cubra las expectativas o se acople a las capacidades del que anda.
Un error podría ser fatal.
¿O no?
Como saberlo, e ahí el problema, ahí radica el temor.
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