Ni muy, muy. Ni tan, tan.
No me gusta mucho calor.
No me gusta mucho frió.
No me gusta nada en demasía.
Aunque parece que gusto de vivir de extremos.
Hablar en absolutos se me hace algo idiota; tajante sin fundamento.
Pero seguido utilizo las palabras: Nunca, jamás, definitivamente, y así por el estilo.
O si, o no.
O todo, o nada.
A pesar de saber que cada color tiene muchísimas tonalidades y no todo es blanco o negro.
A veces dejo que todo se cargue de un solo lado.
Caigo en ese error seguido, me dejo llevar, y cuando me doy cuenta a veces es demasiado tarde.
Pero en mi nuevo afán de buscar un equilibrio, siendo bastante obvio y cayendo en cuanto cliché conozco, me atrevo a reflexionar; en cuestión de sentimientos, encima de una ley de la física: la de la transformación de la materia. La cosa es que aplica para un montón de cosas, no necesaria y específicamente para la materia per se. Dice:
_ _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ _ no se crea ni se destruye, solo se transforma.
(escriba sobre la línea la categoría de su lección).
Yo escogí: sentimiento.
Y me queda así.
"El sentimiento no termina, solo se transforma".
¿Ve que fácil es?
Damita. Caballero.
Puede hacerlo usted “allá” en casita.
1 Comments:
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